sábado, 18 de diciembre de 2010

Pateando las Medianías

Ayer, viernes 17 de diciembre, aprovechando el "buen tiempo" y con unos croissant de croquetas, clipper de fresa, algo de agua y unos chubasqueros en las maletas, Óscar y Alea pusieron rumbo a completar la ruta Teror-San Mateo con brújula y mapa en mano (y nunca mejor dicho, porque el rutómetro viajaba en la Blackberry).

A las 12.15h. terminamos de abrocharnos Converses y Botas en medio de la Plaza del Pino y empezamos a caminar hacia El Álamo, un barrio de la periferia de Teror.
Después de callejear durante 20 min., empezamos a descender por un pequeño sendero al fondo del primer barranco, el de Madrelagua, que viene desde Valleseco y aporta agua a la conocida empresa Aguas de Teror. Se notaba la humedad de la zona y el barro de las últimas lluvias, así que bajamos con un poco de precaución. Poco tardamos en empezar a ascender por la vaguada del barranco, dirección al barrio de El Faro. En un principio, era un sendero de tierra y piedras, que se fue conviertiendo en una pendiente notable (con un desnivel del 20º) de cemento y piedras sueltas. Después de una hora de ruta, habíamos recorrido unos 4kms. y paramos a hacer unas fotitas de las vistas que teníamos de Teror y sus barrios.













Una vez llegados a las Casas Altas de El Faro, empezó el primer dilema de la mañana... Y es que, mientras subíamos, no habíamos visto algunos símbolos que se indicaban en el rutómetro y que, además, marcarían el camino para descender al próximo barranco. Con brújula en mano y chubasquero puesto, probamos a bajar por diferentes caminos que se apreciaban al borde de la carretera. Al final y después de haber estado cogiendo naranjas, pudimos bajar al fondo de el barranco y tomar el sendero que nos conduciría al Lomo de Enfrente.

Estuvimos caminando por pista durante un rato dirección hacia la Caldera de Pino Santo. En este punto pudimos disfrutar de la vista de todo el edificio volcánico de la caldera y de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y el noroeste de la isla.














Una vez dejada atrás la Caldera, comenzaba el 3º tramo de nuestro pateo. Ahora poníamos rumbo a la carretera que nos conduce al Lomo Gallego, y desde la que podíamos apreciar el barrio de Arbejales y la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús. En este trecho se nos metió bastante viento y empezó a llovernos, pero pudimos disfrutar de un arco iris que se formó casi a nuestros pies.

Poco tardamos en llegar a la desviación que nos conduciría a El Piquillo, en donde la niebla y la lluvia nos impedía ver San Mateo. Ya llevábamos unas 2 horas y media pateando y, tras una bajada pronunciada y constante de cemento, paramos a repostar energía porque, sin saberlo, habíamos llegado al punto en que no encontraríamos el sendero que nos conduciría al barranco de La Solana que, en su ascenso, nos llevaría hasta San Mateo, pasando por Utiaca y el barranco de La Mina.













Después de haberles preguntado a los vecinos del barrio y de haber almorzado, decidimos volver a ponernos en marcha aunque, realmente, sin saber a donde nos debíamos dirigir y es que eso era lo malo de la ruta, que no teníamos ninguna marca ni valiza que guiase los senderos. Los vecinos, en el cruce de carreteras, nos mandaban hacia abajo (dirección Pino Santo), mientras que nuestra intuición nos guiaba hacia arriba en la carretera (dirección La Solana).
Al final, decidimos hacerles caso a los vecinos, que supuestamente conocen la zona mejor que nosotros.
Cuando llegamos a Pino Santo, volvimos a preguntar y, ciertamente, nos habíamos confundido... Y aquí empieza la verdadera aventura, y es que estos 2 elementos decidimos tirar a lo loco dirección Santa Brígida, que nos quedaba más cerca ya de retroceder en el camino y tirar para San Mateo.

Nos adentramos en un sendero que pasaba por Sta. Brígida, pero que podía dirigirte hasta 4 Puertas. Por el camino, empezamos a recordar los tiempos de tropa y esculta, en los que realmente te planteabas como se preparaba una ruta, o si tus scouters siempre sabían que iba a llegar al sitio,... etc. Hubieron momentos en que no encontrábamos sendero alguno al borde de los cruces de las carreteras y, en fotos como la de a continuación, saltamos el quitamiedos y nos metimos montaña abajo.
Al final, sobre las 16.00h. de la tarde y después de caminar unos 12km. (más los que hicimos en los momentos que nos perdimos), llegamos a Santa Brígida con una sonrisa de oreja a oreja, y pensando si realmente hay gente en algún Clan actual que haga lo que nosotros 2 habíamos hecho en tan sólo 4 horas de pateo...